Era tarde, había tardado demasiado en ponerse a escribir... y simplemente quería escribir que sí, que pensándolo así de manera profana, pensando en Diotima y El Banquete, podría coincidir y afirmar que C era su amor platónico.
Le doblaba la edad, casado, lejos de poder verla en un sentido sensual o emocional; él era todo menos la figura del padre -tal y como le había sugerido alguna amiga-, era la figura del compañero. El que nunca la necesitaría si llegaran a estar juntos. Porque ella pensaba que el amor se encontraba ahí, en ese lugar en el que las personas no se necesitan las unas a las otras; en el que acompañarse es una decisión.
4/30/2009
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