Con la facilidad con la que hacía suya la vida de la gente, Emilia Llorca se había convertido en defensora y depositaria privilegiada de la memoria histórica y reciente de su barrio. Esa memoria, que se encuentra en los acontecimientos y las luchas pero también en el tejido invisible de las formas de hacer y las formas de estar, en las solidaridades y también en las miserias con las que un barrio se construye a sí mismo, es la que ha resistido a la fuerza bruta de los intereses económicos y políticos.
A pesar de su muerte, Emilia junto al resto de vecinos de La Barceloneta ha ganado una batalla política, moral y simbólica importantísima[...] [2]
A pesar de su muerte, Emilia junto al resto de vecinos de La Barceloneta ha ganado una batalla política, moral y simbólica importantísima[...] [2]
Y la muerte no sabía qué hacer con tanta vida... y yo no sé qué hacer con tanto dolor, ni con tanta ausencia de ti
[1]cita de Benedetti aparecida en Masala gener-febrer 2010, num. 51
[2]Comienzo del texto de Antón Corpas en el mismo periódico.
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